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Cabezas de toro presiden la sala principal de Las Ventas de Diego de Velázquez, un restaurante que en poco tiempo se ha convertido en lugar de encuentro para los aficionados a la buena mesa y a la fiesta nacional. No en vano, las paredes están repletas de motivos taurinos y fotos que ha ido recopilando su propietario, Juan Antonio Velázquez, en sus años de novillero y seguidor de los toros.
En un ambiente acogedor, cálido, y de marcada temática taurina, es la comida lo que le da el prestigio a este escondido restaurante, situado en una zona nueva de Getafe y poco tránsito, donde ha funcionado por encima de cualquier publicidad el boca a boca.
A media mañana ya circulan por doquier el jamón, las raciones de cochifrito, el magro con tomate o la cabecilla asada. Aseguran sus clientes que el queso Mora de Toledo en aceite merece la pena ser probado, pero también la carne de lidia, el salpicón o los boquerones en vinagre que se ponen de aperitivo. Si aún quedan arrestos, en las raciones se ofrece conejo, magro adobado o en tomate, callos, almejas a la plancha, gamba fresca de Huelva, o sus especialidades: rabo de toro, cochifrito y cabrito al ajillo.
Para el que se siente a comer de cuchara, puede comenzar con fabes con almejas y seguir con unas buenas carnes de Ávila: chuletón, solomillo, cochinillo asado…. También hay cabida para los amantes del pescado: dorada, lubina, mero o besugo, ... todo muy fresco. Célebre es la merluza de pincho.
Los postres tampoco tienen desperdicio: "Desde pudin casero, a leche frita, natillas o flan, también hecho por nosotros".